martes, 24 de agosto de 2010

PROPIEDADES DE UN SILLÓN

PROPIEDADES DE UN SILLÓN

En casa del Jacinto hay un sillón para morirse.

Cuando la gente se pone vieja, un día la invitan a sentarse en el sillón,
que es un sillón como todos pero con una estrellita plateada en el centro del
respaldo. La persona invitada suspira, mueve un poco las manos como si
quisiera alejar la invitación y después va a sentarse en el sillón y se muere.

Los chicos, siempre traviesos, se divierten en engañar a las visitas en
ausencia de la madre, y las invitan a sentarse en el sillón. Como las visitas
están enteradas, pero saben que de eso no se debe hablar, miran a los chicos
con gran confusión y se excusan con palabras que nunca se emplean cuando
se habla con los chicos, cosa que a éstos los regocija extraordinariamente.
Al final las visitas se valen de cualquier pretexto para no sentarse, pero más
tarde la madre se da cuenta de lo sucedido y a la hora de acostarse hay
palizas terribles. No por eso escarmientan, de cuando en cuando consiguen
engañar a alguna visita cándida y la hacen sentarse en el sillón. En esos
casos los padres disimulan, pues temen que los vecinos lleguen a enterarse
de las propiedades del sillón y vengan a pedirlo prestado para hacer sentar a
una u otra persona de su familia o amistad. Entre tanto los chicos van
creciendo y llega un día en que sin saber por qué dejan de interesarse por el
sillón y las visitas. Más bien evitan entrar en la sala, hacen un rodeo por el
patio, y los padres, que ya están muy viejos, cierran con llave la puerta de la
sala y miran atentamente a sus hijos como queriendo leer-su-pensamiento.
Los hijos desvían la mirada y dicen que ya es hora de comer o de acostarse.
Por las mañanas el padre se levanta el primero y va siempre a mirar si la
puerta de la sala sigue cerrada con llave, o si alguno de los hijos no ha
abierto la puerta para que se vea el sillón desde el comedor, porque la
estrellita de plata brilla hasta en la oscuridad y se la ve perfectamente desde
cualquier parte del comedor.

de Julio Cortázar

  

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